lunes, 9 de noviembre de 2015

FULBITO PARA LA TRIBUNA: eL FúTBoL Ha MueRTo: BoCa JuNioRS CaMPeóN De La CoPa aRGeNTiNa, por Nelson Pascutto

El fútbol dejó de ser un deporte. Poco y nada queda de esa “dinámica de lo impensado” tal como definió este juego Dante Panzeri. Ahora está todo pensado, digitado, afectado por y para el negocio del fútbol. Bilardo defendía esa idea de que el partido se juega también afuera de la cancha. Bueno, ahora en la cancha se pone en juego y juega todo lo que antes estaba afuera. Hubo una invasión de campo planificada y orquestada para asesinar al fútbol, y quedarse con el botín de los jugadores y del negocio multimillonario que manejan unos pocos gambeteadores del show.
Se jugó una nueva final de la Copa Argentina y el árbitro Diego Ceballos y al juez asistente Marcelo Aumente decidieron que Boca Juniors sea el campeón y no Rosario Central. Porque anularon mal un gol de Rosario y cobrando un penal inexistente a favor de Boca. Se dijo de todo, la AFA suspendió a los árbitros, los árbitros alegaron su inocencia, la jauría periodistas deportivos llenaron horas multimedias para decir nada y justificar todo, etc., etc., etc. Pero el torneo lo ganó Boca Juniors injustamente y en base a un vicio insalvable que torna el resultado nulo de nulidad absoluta. Y esto es algo que ni los hinchas de Boca discuten. Es más, Carlos Tevez dijo después del partido: "pensé en jugar la final otra vez, a mí tampoco me hubiese gustado perder así"
Tal vez se piense que, como dijo el presidente de la AFA Luis Segura, “fue una desgracia”. Pero una desgracia es una situación excepcional, aún para el negocio del fútbol. ¿Acaso Segura admite que el fútbol vive en un estado permanente de desgracia? El fútbol no vive, esta muerto y las pruebas siguen: ayer mismo el Club Atlético Independiente, que peleaba una plaza en la liguilla Pre-Libertadores, ganó su partido a Vélez Sarsfield porque el árbitro Penel sancionó un penal a su favor por haberle pegado un pelotazo en la cara al defensor Desábato, que le dejó la nariz ensangrentada como muestra irrefutable de que no había desviado el transcurso de la pelota con la mano. Y, como si fuera poco, ¡expulsó a un jugador de Vélez por protestar!
Sin ir más lejos ayer también a Racing Club, en el partido que jugó de visitante contra Tigre, el árbitro Fernando Espinoza le anuló un golazo de Oscar Romero porque el juez de línea, Maximiliano Del Yeso, sancionó una posición adelantada que no existió.
Se dirá que el error es humano. Pero cuando el error es recurrente, sistemático y sostenido, el error está en el diagnóstico del supuesto error y resulta entonces más adecuado a la realidad definirlo como una estafa. Más aún si tenemos en cuenta que están los medios disponibles para salvar ese “error humano”, como se hace, por ejemplo, en el Rugby con el monitor que ayuda, justamente, a evitar un fallo erróneo al árbitro.
Pero no se quiere corregir los errores y, a cambio, se alega falsamente que lo lindo del fútbol está en la confusión y en la polémica. ¡Lindo será para los que se roban el fútbol! Para el socio que religiosamente paga su cuota o el aficionado que paga su entrada es lisa y llanamente una estafa.
Y la estafa es la regla. Las corporaciones del fútbol defienden a sus brazos ejecutores del fraude en las canchas, también en sus alrededores, en los medios de comunicación, en las oficinas oscuras de la AFA.
Muchachos, el fútbol ha muerto y todos los domingos lo velamos. Y si es cierto que la esperanza es lo último que se pierde, en este caso solo nos queda rezar por un milagro que lo resucite.

Nelson Pascutto

No hay comentarios: